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LO QUE ESTAMOS APRENDIENDO

Libro de Génesis

Autor: El autor del Libro del Génesis no está identificado. Tradicionalmente, siempre se asumió que Moisés fue su autor. No hay una razón concluyente para negar la autoría mosaica de Génesis.

Fecha de su Escritura: El Libro de Génesis no declara cuándo fue escrito. La fecha de su autoría es aproximadamente entre el 1440 y 1400 a.C.; entre el tiempo en que Moisés condujo a los israelitas fuera de Egipto y su muerte.

Propósito de la Escritura: Al Libro de Génesis algunas veces se le ha llamado el “semillero” de toda la Biblia. La mayoría de las principales doctrinas en la Biblia son introducidas en forma de “semilla” en el Libro de Génesis. Junto con la caída del hombre, también está registrada la promesa de Dios para la salvación y redención (Génesis 3:15). Las doctrinas de la creación, la imputación del pecado, la justificación, expiación, depravación, ira, gracia, soberanía, responsabilidad, y mucho más está descrito en este libro de los orígenes llamado Génesis.

Muchas de las grandes preguntas de la vida están respondidas en Génesis. [1] ¿De dónde vengo? (Dios nos creó – Génesis 1:1) [2] ¿Por qué estoy aquí? (estamos aquí para tener una relación con Dios – Génesis 15:6) [3] ¿Dónde voy? (tenemos un destino después de la muerte – Génesis 25:8). Génesis es de gran interés para el científico, el historiador, el teólogo, el ama de casa, el granjero, el viajero, y el hombre y la mujer de Dios. Es el punto de partida apropiado para la historia de Dios de Su plan para la raza humana, la Biblia.

Versos Clave: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” (Génesis 1:1)

“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” (Génesis 3:15).

“Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” (Génesis 12:2-3)

“Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.” (Génesis 50:20)

Breve Resumen: El Libro de Génesis puede ser dividido en dos secciones: La Historia Primitiva y la Historia Patriarcal. La Historia Primitiva registra: [1] la Creación (Génesis capítulos 1-2); [2] la Caída del hombre (Génesis 3-5); [3] el Diluvio (Génesis capítulos 6-9); y [4] la Dispersión (Génesis capítulos 10-11). La Historia Patriarcal registra las vidas de cuatro grandes hombres: [1] Abraham (Génesis capítulos 10-11); [2] Isaac (Génesis 21:1 al 35:29); [3] Jacob (Génesis 25:21 al 50:14); y [4] José (Génesis 30:22 al 50:26).

Dios creó un universo que era bueno y libre de pecado. Dios creó a la humanidad para tener una relación personal con Él. Adán y Eva pecaron y por ello trajeron la maldad y la muerte al mundo. La maldad se incrementó constantemente en el mundo hasta que solamente quedó una familia en la que Dios encontró algo bueno. Dios envió el Diluvio para acabar con el mal, pero salvó a Noé y su familia junto con los animales en el Arca. Después del Diluvio, la humanidad comenzó nuevamente a multiplicarse y se extendió por todo el mundo.

Dios eligió a Abraham, a través de quien Él formaría un pueblo elegido y eventualmente al Mesías prometido. El linaje elegido pasó a Isaac el hijo de Abraham, y luego a Jacob, el hijo de Isaac. Dios cambió el nombre de Jacob al de Israel, y sus doce hijos se convirtieron en los ancestros de las doce tribus de Israel. En Su soberanía, Dios hizo que José el hijo de Jacob fuera enviado a Egipto debido a las despreciables acciones de sus hermanos. Este hecho, previsto para su mal por sus hermanos, estaba destinado por Dios para bien, y eventualmente dio como resultado que José, quien había adquirido gran poder en Egipto, salvara a Jacob y su familia de una hambruna devastadora.

Referencias Proféticas: Muchos temas del Nuevo Testamento tienen sus raíces en Génesis. Jesucristo es la Simiente de la mujer que destruiría el poder de Satanás (Génesis 3:15). En cuanto a José, el plan de Dios para el bien de la humanidad a través del sacrificio de Su Hijo, fue destinado para bien, aunque aquellos que crucificaron a Jesús lo hicieron por maldad. Noé y su familia son los primeros de muchos remanentes descritos en la Biblia. A pesar de las adversidades y las difíciles circunstancias, Dios siempre preserva para Sí Mismo a un remanente fiel. El remanente de los israelitas regresó a Jerusalén después de la cautividad en Babilonia; Dios preservó a un remanente a través de todas las persecuciones descritas en Isaías y Jeremías, un remanente de 7000 sacerdotes fue escondido de la ira de Jezabel; Dios promete que un día, un remanente de judíos se convertirá a su verdadero Mesías (Romanos 11). La fe manifestada por Abraham sería el don de Dios y la base de la salvación tanto de judíos como de gentiles (Efesios 2:8-9; Hebreos 11).

Aplicación Práctica: El tema predominante de Génesis, es la existencia eterna de Dios y Su creación del mundo. No hay esfuerzo por parte del autor, de defender la existencia de Dios; él simplemente declara que Dios es, siempre ha sido, y siempre será, todopoderoso sobre todas las cosas. De la misma manera, tenemos confianza en las verdades de Génesis, a pesar de los alegatos de aquellos que las negarían. Toda la gente, sin importar la cultura, nacionalidad o lenguaje, es responsable ante el Creador. A causa del pecado, introducido al mundo en la Caída, fuimos separados de Él. Pero a través de una pequeña nación, Israel, el plan de Dios para la redención de la raza humana fue revelado y puesto a disposición de todos. Nos regocijamos en ese plan.

Dios creó el universo, la tierra y todo ser viviente. Podemos confiar en Él, para manejar las preocupaciones de nuestras vidas. Dios puede tomar una situación sin esperanza de solución (p. ej. la falta de hijos de Abraham y Sara), y hacer cosas asombrosas si simplemente confiamos y obedecemos. Cosas terribles e injustas suceden en nuestras vidas, como con José, pero Dios siempre traerá un mayor bien, si tenemos fe en Él y en Su plan soberano. “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”(Romanos 8:28).

 

Libro de Éxodo


Autor: Moisés fue el autor del Libro de Éxodo (Éxodo 17:14; 24:4-7; 34:27).

Fecha de su Escritura: El Libro de Éxodo fue escrito entre el 1440 y 1400 a.C.

Propósito de la Escritura: La palabra “éxodo” significa salida. En el tiempo de Dios, el éxodo de los israelitas de Egipto, marcó el final de un período de opresión para los descendientes de Abraham (Génesis 15:13), y el principio del cumplimiento del pacto de la promesa hecha a Abraham, de que sus descendientes no solo habitarían en la Tierra Prometida, sino también se multiplicarían y llegarían a ser una gran nación (Génesis 12:1-3, 7). El propósito del libro puede ser expresado como un seguimiento desde el rápido crecimiento de los descendientes de Jacob en Egipto, hasta el establecimiento de la nación teocrática en su Tierra Prometida.

Versos Clave: “Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José” (Éxodo 1:8)

“Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios. (Éxodo 2:24-25)

“Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró.” (Éxodo 12:27)

“Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí.” (Éxodo 20:2-3)

Breve Resumen: Éxodo comienza donde se queda Génesis, mientras Dios trata con Su pueblo elegido, el judío. Éxodo sigue los eventos desde el tiempo en que Israel entra en Egipto como invitados de José, quien era un personaje poderoso en Egipto, hasta que ellos fueron eventualmente liberados de la cruel esclavitud a la cual habían sido llevador por “…un nuevo rey que no conocía a José” (Éxodo 1:8)

Los capítulos 1-14 describen las condiciones de opresión de los judíos bajo el gobierno del faraón, el surgimiento de Moisés como su libertador, las plagas traídas por Dios sobre Egipto a causa de la negativa de su líder de someterse a Él, y la salida de Egipto. La soberana y poderosa mano de Dios es apreciada en los milagros de las plagas – terminando con la plaga de la muerte de los unigénitos y la institución de la primera Pascua – la liberación de los israelitas, su paso por el Mar Rojo, y la destrucción del ejército egipcio.

La parte central de Éxodo es dedicada al peregrinaje en el desierto y la milagrosa provisión de Dios para Su pueblo. Pero aunque Él les dio pan del cielo, agua dulce de la amarga, agua de la roca, victoria sobre aquellos que los hubieran destruido, Su Ley escrita en tablas de piedra por Su propia mano, y Su presencia en forma de columnas de fuego y nube, la gente continuamente murmuraba y se rebelaba contra Él.

La última tercera parte del libro, describe la construcción del Arca del Pacto y el plan para el Tabernáculo con sus variados sacrificios, altares, mobiliario, ceremonias y formas de adoración.

Referencias Proféticas: Los numerosos sacrificios requeridos a los israelitas eran una ilustración del sacrificio supremo, la Pascua del Cordero de Dios, Jesucristo. En la noche de la última plaga en Egipto, se sacrificó a un cordero sin defecto y su sangre se aplicó en los dos postes y el dintel de las puertas en las casas del pueblo de Dios, protegiéndolos del ángel de la muerte. Esto prefiguraba a Jesús, el Cordero de Dios sin mancha y sin contaminación (1 Pedro 1:19), cuya sangre aplicada en nosotros, nos asegura la vida eterna. Entre las presentaciones simbólicas de Cristo en el libro de Éxodo está el relato del agua que sale de la roca en Éxodo 17:6. Así como Moisés golpeó la roca para proporcionar el agua de vida para que bebiera la gente, así Dios golpeó la Roca para nuestra salvación, crucificando a Cristo por nuestro pecado, y de la Roca salió el don del agua viva (Juan 4:10). La provisión del maná en el desierto es un cuadro perfecto de Cristo, el Pan de Vida (Juan 6:48), provisto por Dios para darnos vida.

Aplicación Práctica: La Ley Mosaica fue dada en parte para mostrar al ser humano que era incapaz de guardarla. Somos incapaces de agradar a Dios por medio del cumplimiento de la ley; por tanto, Pablo nos exhorta a “poner nuestra fe en Jesucristo, para que podamos ser justificados por la fe en Cristo y no por la observancia de la ley, porque por las obras de la ley, ninguno será justificado” (Gálatas 2:16).

La provisión de Dios para los israelitas, desde su liberación de la cautividad hasta el maná y las codornices en el desierto, son claras indicaciones de Su provisión por gracia para Su pueblo. Dios ha prometido cubrir todas nuestras necesidades. “Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.” (1 Corintios 1:9).

Debemos confiar en el Señor, porque Él puede librarnos de todo. Pero Dios no permite que el pecado quede impune para siempre. Como resultado, podemos confiar en Su retribución y justicia. Cuando Dios nos libra de una mala situación, debemos procurar no regresar. Cuando Dios nos demanda algo, Él espera que lo cumplamos, pero al mismo tiempo Él nos da la gracia y misericordia porque Él sabe que por nosotros mismos, jamás podremos ser capaces de obedecer plenamente.

Libro de Levítico

   
Autor: Moisés fue el autor del Libro de Levítico.

Fecha de su Escritura: El Libro de Levítico fue escrito entre el 1440 y 1400 a.C.

Propósito de la Escritura: En razón de que los israelitas habían estado en cautiverio en Egipto por 400 años, el concepto de Dios había sido distorsionado por el politeísmo y paganismo de los egipcios. El propósito de Levítico es proveer la instrucción y las leyes para guiar a un pecaminoso y aún así redimido pueblo en su relación con un Dios santo. Hay un énfasis en Levítico sobre la necesidad de una santidad personal en respuesta a la santidad de Dios. El pecado debe ser expiado a través de la ofrenda de sacrificios adecuados (capítulos 8-10). Otros temas cubiertos en el libro, son las dietas (alimentos puros e impuros), los partos, y enfermedades que son cuidadosamente reguladas (capítulos 11-15). El capítulo 16 describe el Día de la Expiación cuando se ofrecía un sacrificio anual por el pecado acumulado del pueblo. Además, el pueblo de Dios debía ser sobrio en su vida personal, moral y social, en contraste con las entonces acostumbradas prácticas de los paganos a su alrededor (capítulos 17-22).

Versos Clave: “Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya.” (Levítico 1:4).

“Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.” (Levítico 17:11).

“No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.” (Levítico 19:18).

Breve Resumen: Los capítulos 1-7 explican las ofrendas requeridas tanto del laico, como del sacerdote. Los capítulos 8-10 describen la consagración de Aarón y sus hijos para el sacerdocio. Los capítulos 11-16 son prescripciones para varios tipos de inmundicia. Los 10 capítulos finales tratan de la guía de Dios a Su pueblo para una santidad práctica. Varias fiestas fueron instituidas en la adoración del pueblo a Jehová Dios, convocadas y practicadas de acuerdo a las leyes de Dios. Las bendiciones y maldiciones acompañarían a quienes guardaran o transgredieran los mandamientos de Dios (capítulo 26). Los votos al Señor se mencionan en el capítulo 27.

El tema principal de Levítico es la santidad. La demanda de Dios por la santidad de Su pueblo está basada en la santidad de Su propia naturaleza. Un tema correspondiente es el de la expiación. La santidad debe ser mantenida ante Dios, y la santidad solo puede ser obtenida a través de una adecuada expiación.

Referencias Proféticas: Muchas de las prácticas en los rituales de adoración, ilustran de muchas formas la persona y la obra de nuestro Salvador, el Señor Jesucristo. Hebreos 10 nos dice que la Ley Mosaica era “sólo una sombra de los bienes venideros” por lo que significa que los diarios sacrificios ofrecidos por los sacerdotes por los pecados del pueblo, eran una representación del Sacrificio absoluto – Jesucristo, cuyo sacrificio fue hecho una vez y para siempre por aquellos que creyeran en Él. La santidad impartida temporalmente por la Ley, un día sería reemplazada por la obtención de la santidad absoluta cuando los cristianos cambian su pecado por la justicia de Cristo (2 Corintios 5:21).

Aplicación Práctica: Dios toma muy en serio Su santidad, y también debemos hacerlo nosotros. La tendencia en la iglesia postmodernista es crear un Dios a nuestra imagen, dándole los tributos que nos gustaría que tuviera, en lugar de los que describe Su Palabra. La santidad absoluta de Dios, Su trascendente esplendor y Su “luz inaccesible” (1 Timoteo 6:16) son conceptos extraños para muchos cristianos. Somos llamados a caminar en la Luz y apartar las tinieblas en nuestras vidas, para que podamos ser agradables a Su vista. Un Dios santo no puede tolerar el cínico y flagrante pecado en Su pueblo y Su santidad exige que sea castigado. No nos atrevamos a adoptar una actitud frívola respecto al pecado o al odio de Dios hacia él, tampoco debemos, de ninguna manera verlo con ligereza.

Alaba a Dios, porque por la muerte de Jesús por nosotros, ya no tenemos que ofrecer sacrificios de animales. Todo el tema de Levítico es sobre la sustitución. La muerte de los animales era un castigo sustitutivo por aquellos que habían pecado. De la misma manera, pero de forma infinitamente mejor, el sacrificio de Jesús en la cruz fue el pago sustitutivo por nuestros pecados. Ahora podemos comparecer sin temor ante un Dios de santidad absoluta, porque Él ve en nosotros la justicia de Cristo.


Libro de Números


Autor: Moisés fue el autor del Libro de Números.

Fecha de su Escritura: El Libro de Números fue escrito entre el 1440 y 1400 a.C.

Propósito de la Escritura: El mensaje del Libro de Números es universal y eterno. Les recuerda a los creyentes la guerra espiritual en la cual se han comprometido, porque Números es el libro del servicio y caminar del pueblo de Dios. El Libro de Números es esencialmente un puente entre los israelitas recibiendo la Ley (Éxodo y Levítico), y su preparación para entrar a la Tierra Prometida (Deuteronomio y Josué).

Versos Clave: “Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.” (Números 6:24-26).

“Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?” (Números 12:6-8).

“Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun. Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis. En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto. Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto. Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo.” (Números 14:30-34).

Breve Resumen: La mayoría de los eventos del Libro de Números tienen lugar en el desierto, principalmente entre el segundo y cuarentavo años del peregrinar de los israelitas. Los primeros 25 capítulos del libro, registran las experiencias de la primera generación de Israel en el desierto, mientras que el resto del libro describe las experiencias de la segunda generación. El tema de la obediencia y la rebelión seguida por el arrepentimiento y las bendiciones, corre a través de todo el libro, así como en todo el Antiguo Testamento.

El tema de la santidad de Dios es continuado desde el libro de Levítico al libro de Números, lo cual revela la preparación e instrucción de Dios a Su pueblo para entrar a la Tierra Prometida de Canaán. La importancia del Libro de Números está indicada por sus continuas referencias que de él se hacen en el Nuevo Testamento. El Espíritu Santo llama especialmente la atención a Números en 1 Corintios 10:1-12. Las palabras “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, están escritas para amonestarnos a nosotros…” se refieren al pecado de los israelitas y al disgusto de Dios con ellos.

En Romanos 11:22, Pablo habla acerca de “la bondad y la severidad de Dios” que en pocas palabras, es el mensaje de Números. La severidad de Dios es vista en la muerte de la generación rebelde en el desierto, aquellos que nunca entraron en la Tierra Prometida. La bondad de Dios es cumplida en la nueva generación. Dios protegió, preservó y proveyó para esta gente hasta que poseyeron la tierra. Esto nos recuerda la justicia y el amor de Dios, que están siempre en soberana armonía.

Referencias Proféticas: La demanda de Dios por santidad a Su pueblo, está total y finalmente satisfecha en Jesucristo, quien vino a cumplir la ley por nosotros (Mateo 5:17). El concepto del Mesías prometido se extiende por todo el libro. La ordenanza en el capítulo 19 sobre el sacrificio de la vaca alazana “perfecta, en la cual no había falta” prefigura a Cristo, el Cordero de Dios sin mancha o culpa, quien fue sacrificado por nuestros pecados. La imagen de la serpiente de bronce levantada sobre una asta para otorgar la curación física (capítulo 21) también prefigura a Cristo siendo levantado, ya sea en la cruz o en el ministerio de la Palabra, para que cualquiera que lo mire por la fe, puede obtener la salud espiritual.

En el capítulo 24, el cuarto oráculo de Balaam, habla de la estrella y del cetro que se levantará de Jacob. Aquí está una profecía de Cristo quien es llamado “la estrella de la mañana” en Apocalipsis 22:16 por Su gloria, brillantez y resplandor, y por la luz que de Él procede. Él también puede ser llamado un cetro, esto es, el portador del cetro, por su realeza. Él no solo tiene el nombre de rey, sino que tiene un reino, y gobierna con un cetro de gracia, misericordia y justicia.

Aplicación Práctica: Del Libro de Números se desprende un gran tema teológico desarrollado en el Nuevo Testamento; y es que el pecado y la incredulidad, especialmente la rebelión, acarrea el juicio de Dios. I Corintios capítulo 10 específicamente lo dice – y Hebreos 3:7 a 4:13 lo implica fuertemente – estos eventos fueron escritos como ejemplo para que los creyentes observen y los eviten. No debemos “poner nuestro corazón en cosas malas” (v.6), o ser sexualmente inmorales (v.8), o poner a Dios a prueba (v.9) o quejarnos y murmurar (v.10).

Así como los israelitas vagaron en el desierto por 40 años a causa de su rebelión, así también algunas veces Dios permite que vaguemos lejos de Él y suframos la soledad y falta de bendiciones cuando nos rebelamos contra Él. Pero Dios es fiel y justo, y así como Él restauró a los israelitas a su legítimo lugar en Su corazón; Él siempre restaurará a los cristianos al lugar de bendición e íntima comunión con Él si nos arrepentimos y regresamos a Él (1 Juan 1:9).

Libro de Deuteronomio


Autor: Moisés escribió el Libro de Deuteronomio, el cual es de hecho una colección de sus sermones a Israel, justo antes de que cruzaran el Jordán. “Estas son las palabras que habló Moisés” (1:1). Alguien más (probablemente Josué) pudo haber escrito el último capítulo.

Fecha de su Escritura: Estos sermones se produjeron durante el período de los 40 días previos a la entrada de Israel a la Tierra Prometida. El primer sermón fue pronunciado en el primer día del onceavo mes (1:3), y los israelitas cruzaron el Jordán 70 días después, en el día décimo del primer mes (Josué 4:19). Restando los 30 días de duelo después la muerte de Moisés, (Deuteronomio 34:8), tenemos los restantes 40 días. El año era el 1410 a.C.

Propósito de la Escritura: Una nueva generación de israelitas estaba por entrar a la Tierra Prometida. Esta multitud no había experimentado el milagro del Mar Rojo o escuchado la ley dada en el Sinaí, y ellos estaban a punto de entrar a una nueva tierra que ofrecía muchos peligros y tentaciones. El libro de Deuteronomio les fue dado para recordarles la ley y el poder de Dios.

Versos Clave: “No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordene.” (Deuteronomio 4:2)

“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.” (Deuteronomio 6:4-7)

“Y les dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley. Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por medio de esta ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.” (Deuteronomio 32:46-47)

Breve Resumen: A los israelitas les es ordenado recordar cuatro cosas: La fidelidad de Dios, la santidad de Dios, las bendiciones de Dios, y las advertencias de Dios. Los primeros tres capítulos resumen el viaje de Egipto a su ubicación actual, Moab. El capítulo 4 es un llamado a la obediencia, para ser fieles al Dios que fue Fiel con ellos.

Los capítulos del 5 al 26 son una repetición de la ley. Los Diez Mandamientos, las leyes concernientes a los sacrificios y días especiales, y el resto de la ley es dada a la nueva generación. Se prometen bendiciones para aquellos que obedezcan (5:29; 6:17-19; 11:13.15), y el hambre es prometida para aquellos que quebranten la ley (11:16-17)

El tema de las bendiciones y las maldiciones continúa en los capítulos 27-30. Esta porción del libro termina con una clara elección presentada ante Israel: “os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición;….” El deseo de Dios para Su pueblo se encuentra en lo que Él recomienda: “…escoge, pues, la vida” (30:19).

En los capítulos finales, Moisés exhorta al pueblo; comisiona a su sucesor Josué; escribe un cántico; y da la bendición final a cada una de las tribus de Israel. El capítulo 34 relata las circunstancias de la muerte de Moisés. Él subió al monte Pisga, desde donde el Señor le mostró la Tierra Prometida a la cual él no entraría. A los 120 años de edad, pero aún con una buena visión y con el vigor de su juventud, Moisés murió en la presencia del Señor. El libro de Deuteronomio termina con un corto obituario sobre este gran profeta.

Referencias Proféticas: Muchos temas del Nuevo Testamento se encuentran presentes en el libro de Deuteronomio. El primero entre ellos es la necesidad de guardar perfectamente la Ley Mosaica y la imposibilidad de lograrlo. Los interminables sacrificios necesarios para la expiación de los pecados del pueblo – quienes consistentemente transgredían la Ley – encontraría su cumplimiento en el último y “definitivo” sacrificio de Cristo (Hebreos 10:10). Debido a Su obra de expiación en la cruz, ya no necesitaríamos más sacrificios por el pecado.

La elección de Dios por los israelitas como Su pueblo especial, prefigura Su elección de aquellos que creerían en Cristo (1 Pedro 2:9). En Deuteronomio 18:15-19, Moisés profetiza la llegada de otro profeta – el último Profeta que había de venir y quien es El Mesías. Al igual que Moisés, Él recibiría y predicaría la revelación divina, y guiaría a Su pueblo (Juan 6:14; 7:40)

Aplicación Práctica: El libro de Deuteronomio subraya la importancia de la Palabra de Dios. Es una parte vital de nuestras vidas. Aunque ya no estamos bajo la ley del Antiguo Testamento, aún somos responsables de sujetarnos a la voluntad de Dios en nuestras vidas. La simple obediencia trae bendición, y el pecado acarrea sus propias consecuencias.

Ninguno de nosotros está “por sobre la ley.” Aún Moisés, el líder y profeta elegido por Dios, necesitaba obedecer. La razón por la que no se le permitió entrar a la Tierra Prometida, fue porque desobedeció el claro mandato del Señor (Números 20:12).

Durante el tiempo de Su tentación en el desierto, Jesús citó tres veces el libro de Deuteronomio (Mateo 4). Al hacerlo, Jesús nos ilustró la necesidad de guardar la Palabra de Dios en nuestros corazones, para que no pequemos contra Él (Salmo 119:11).

Al igual que Israel recordaba la fidelidad de Dios, también debemos hacerlo nosotros. El paso a través del Mar Rojo, Su santa presencia en el Sinaí, y la bendición del maná en el desierto, debe ser también de ánimo para nosotros. Una buena manera de seguir adelante, es tomarnos un momento y mirar hacia atrás para ver lo que Dios ha hecho.

También tenemos el hermoso cuadro en Deuteronomio de un Dios amoroso, Quien desea una relación con Sus hijos. El Señor nombra el amor como la razón por la que Él sacó a Israel de Egipto “con mano poderosa” y los redimió (Deuteronomio 7:7-9). ¡Que cosa tan maravillosa es estar libres de la esclavitud del pecado y ser amados por un Dios todopoderoso!



Libro de Rut


Autor: El Libro de Rut no especifica el nombre de su autor. La tradición es que el Libro de Rut fue escrito por el profeta Samuel.

Fecha de su Escritura: La fecha exacta en que el Libro de Rut fue escrito es incierta. Sin embargo la postura prevalente es una fecha entre el 1011 y 931 a.C.

Propósito de la Escritura: El Libro de Rut fue escrito para los israelitas. Enseña que el amor genuino a veces puede requerir de gran sacrificio. Independientemente de nuestro lugar en la vida, podemos vivir de acuerdo a los preceptos de Dios. El amor y la bondad genuinos serán recompensados. Dios bendice abundantemente a aquellos que buscan vivir vidas obedientes. La vida de obediencia no permite “accidentes” en el plan de Dios. Dios extiende Su misericordia al misericordioso.

Versos Clave: “Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.” (Rut 1:16).

“Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano.” (Rut 3:9).

“Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed. Este es el padre de Isaí, padre de David.” (Rut 4:17).

Breve Resumen: La trama del Libro de Ruth se inicia en el país pagano de Moab, una región al noroeste del Mar Muerto, pero después se transporta a Belén. Este relato verídico tiene lugar durante los tristes días del fracaso y rebelión de los israelitas, llamado el período de los Jueces. Una hambruna obliga a Elimelec y a su esposa Noemí, a emigrar de su hogar israelita al país de Moab. Elimelec muere y Noemí se queda con sus dos hijos, quienes pronto se casan con dos mujeres moabitas, Orfa y Rut. Más tarde ambos hijos mueren, y Noemí se queda sola con Orfa y Rut en una tierra extraña. Orfa regresa con sus padres, pero Rut determina quedarse con Noemí mientras viajan a Belén. Esta historia de amor y devoción cuenta el eventual matrimonio de Rut con un hombre rico llamado Booz, con quien ella tiene un hijo, Obed, quien se convierte en el abuelo de David y ancestro de Jesús. La obediencia lleva a Rut a formar parte del linaje de Cristo.

Referencias Proféticas: El tema más importante en el Libro de Rut es del pariente-redentor. Booz, un pariente de Rut por el lado de su esposo, actuó según su deber como se indica en la Ley Mosaica para redimir a un pariente pobre de sus circunstancias (Lev. 25:47-49). Este escenario es repetido por Cristo, quien nos redime de la pobreza espiritual y de la esclavitud del pecado. Nuestro Padre celestial envió a Su propio Hijo a la cruz, para que pudiéramos hacernos hijos de Dios y hermanos y hermanas en Cristo. Al ser nuestro Redentor, nos convertimos en Sus parientes.

Aplicación Práctica: La soberanía de nuestro Gran Dios es claramente apreciada en la historia de Rut. Él guió cada uno de sus pasos para hacerla Su hija y cumplir Su plan para convertirla en una antecesora de Jesucristo (Mateo 1:5). De la misma manera, nosotros tenemos la seguridad de que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros. Así como Noemí y Rut confiaron en Él para su provisión, también debemos hacerlo nosotros.

En Rut vemos un ejemplo de la mujer virtuosa de Proverbios 31. Además de ser devota a su familia (Rut 1:15-18; Proverbios 31:10-12) y depender fielmente de Dios (Rut 2:12; Proverbios 31:30), vemos en Rut a una mujer de sabias palabras. Sus palabras son amorosas, amables y respetuosas, tanto para con Noemí como para con Booz. La mujer virtuosa de Proverbios 31 “Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua.” (v. 26). En la actualidad podríamos buscar a lo largo y a lo ancho a una mujer tan valiosa como para ser nuestro modelo a seguir como lo es Rut.


Libro de 1 de Samuel
Autor: El autor es anónimo. Sabemos que Samuel escribió un libro (1 Samuel 10:25), y es muy probable que él también escribiera parte de este libro. Otros posibles contribuyentes a 1 Samuel son los profetas/historiadores Natán y Gad (1 Crónicas 29:29).

Fecha de su Escritura: Originalmente, los libros 1 y 2 Samuel eran un solo libro. Los traductores de la Septuaginta los separaron, y nosotros hemos conservado desde entonces esta división. Los eventos de 1 Samuel abarcan aproximadamente 100 años, desde el 1100 a.C., hasta el 1000 a.C. Los eventos de 2 Samuel, cubren otros 40 años. La fecha de su escritura entonces, seria en algún período posterior al 960 a.C.

Propósito de la Escritura: Primera de Samuel registra la historia de Israel en la tierra de Canaán, durante la transición de ser gobernados por jueces a convertirse en una nación unificada bajo el gobierno de reyes. Samuel emerge como el último juez, y él unge a los dos primeros reyes, Saúl y David.

Versos Clave: “Pero no agradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová. Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.”(1 Samuel 8:6-7)

“Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó.”(1 Samuel 13:13-14).

“Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.” (1 Samuel 15:22-23)

Breve Resumen: El libro de 1 Samuel puede ser claramente dividido en dos secciones: la vida de Samuel (capítulos 1-12) y la vida de Saúl (capítulos 13-31). El libro comienza con el milagroso nacimiento de Samuel en respuesta a la ferviente oración de su madre. Cuando niño, Samuel vivió y sirvió en el templo. Dios lo eligió como profeta (3:19-21), y la primer profecía del niño fue un juicio sobre sacerdotes corruptos.

Los israelitas van a la guerra con sus eternos enemigos, los filisteos. Los filisteos capturan el arca del pacto y se adueñan de ella temporalmente, pero cuando el Señor envía Su juicio, los filisteos regresan el arca. Samuel llama a Israel al arrepentimiento (7:3-6) y luego a la victoria sobre los filisteos.

El pueblo de Israel, queriendo ser como las otras naciones, desean un rey. Samuel se disgusta por sus demandas, pero el Señor le dice que no es el liderazgo de Samuel el que están rechazando, sino el Suyo. Después de advertirle a la gente lo que significaría tener un rey, Samuel unge a un benjamita llamado Saúl, quien es coronado en Mizpa (10:17-25).

Saúl disfruta del éxito inicial, derrotando a los amonitas en batalla (capítulo 11); pero entonces él comete una serie de errores: obstinadamente, él ofrece un sacrificio (capítulo 13), hace un inconsciente voto a expensas de su hijo Jonatan (capítulo 14), y desobedece las órdenes directas del Señor (capítulo 15). Como resultado de la rebelión de Saúl, Dios elige a otro para que tome su lugar. Mientras tanto, Dios retira la bendición de Saúl y un espíritu maligno comienza a atormentarlo, llevándolo hacia la locura (16:14).

Samuel viaja a Belén para ungir a un joven llamado David como el siguiente rey (capítulo 16). Más tarde, David tiene su famosa confrontación con Goliat el filisteo, y se convierte en un héroe nacional (capítulo 17). David sirve en la corte de Saúl, casándose con su hija y entablando amistad con su hijo Jonatan. Saúl comienza a desarrollar un creciente sentimiento de celos por el éxito y la popularidad de David, e intenta matarlo. David huye, y así se inicia un extraordinario período de aventuras, intrigas y romance. Con ayuda sobrenatural, David consistentemente apenas logra evadir la encarnizada persecución de Saúl (capítulos 19-26). A través de todo esto, David mantiene su integridad y su amistad con Jonatan.

Referencias Proféticas: La oración de Ana en 1 Samuel 2:1-10 hace varias referencias proféticas de Cristo. Ella ensalza a Dios como su Roca (v.2), y sabemos por lo que nos dice el evangelio, que Jesús es la Roca sobre la que debemos construir nuestras casas espirituales. Pablo se refiere a Jesús como la “piedra de tropiezo” para los judíos (Romanos 9:33). Cristo es llamado la “Roca espiritual” que proveyó la bebida espiritual de los israelitas en el desierto, al igual que Él provee el “agua viva” para nuestras almas (1 Corintios 10:4; Juan 4:10). La oración de Ana también hace referencia al Señor que juzgará los confines de la tierra (v.2:10), mientras que Mateo 25:31-32 se refiere a Jesús como el Hijo del Hombre quien vendrá en gloria a juzgar a todos.

Aplicación Práctica: La trágica historia de Saúl es un estudio sobre la oportunidad desperdiciada. Aquí estaba un hombre que lo tenía todo – honor, autoridad, riquezas, buena apariencia, y más. Sin embargo murió en la desesperación, aterrado por sus enemigos y sabiendo que le había fallado a su nación, su familia, y a su Dios.

Saúl cometió el error de pensar que podía complacer a Dios a través de la desobediencia. Como muchos en la actualidad, él creyó que un motivo razonable compensaría un mal comportamiento. Tal vez el poder se le subió a la cabeza, y comenzó a creer que él estaba por sobre las reglas. De alguna manera él desarrolló una baja opinión de los mandatos de Dios y una alta opinión de él mismo. Aún cuando fue confrontado con su mal comportamiento, él intentó vindicarse a sí mismo, y fue entonces cuando Dios lo rechazó (15:16-28).

El problema de Saúl es uno que todos enfrentamos – un problema del corazón. La obediencia a la voluntad de Dios es absolutamente necesaria para el éxito, y si movidos por el orgullo nos rebelamos contra Él, nos exponemos a la pérdida.

Por otra parte, David parecía no ser mucho al principio. Aún Samuel estuvo tentado a ignorarlo (16:6-7). Pero Dios ve el corazón y Él vio en David a un hombre conforme a Su corazón (13:14). La humildad e integridad de David, aunada a su celo por el Señor y su compromiso con la oración, establecen un buen ejemplo para todos nosotros.

Libro de 2 de Samuel

Autor: El libro de 2 de Samuel no identifica a su autor. No pudo haber sido el profeta Samuel, puesto que él murió en 1 de Samuel. Los posibles escritores incluyen a Natán y Gad (ver 1 de Crónicas 29:29).

Fecha de su Escritura: Originalmente los libros de 1 y 2 de Samuel eran un solo libro. Los traductores de la Septuaginta los separaron, y nosotros hemos mantenido esa separación desde entonces. Los eventos de 1 de Samuel abarcan aproximadamente 100 años, del 1100 a.C. a 1000 a.C. Los eventos de 2 de Samuel cubren otros 40 años. Entonces, la fecha de su escritura sería en algún tiempo posterior al 960 a.C.

Propósito de la Escritura: 2 Samuel es el registro del reinado del rey David. Este libro coloca al Pacto Davídico en su contexto histórico.

Versos Clave: 2 Samuel 7:16 “Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.”

2 Samuel 19:4 “Mas el rey, cubierto el rostro, clamaba en alta voz: ¡Hijo mío Absalón, Absalón, hijo mío, hijo mío!”

2 Samuel 22:2-4 “Dijo: Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y el fuerte de mi salvación, mi alto refugio; Salvador mío; de violencia me libraste. Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mi enemigos.”

Breve Resumen: El libro de 2 Samuel puede ser dividido en dos secciones principales – Los triunfos de David (capítulos 1-10), y los problemas de David (capítulos 11-20). Esta última parte del libro (capítulos 21-24) es un apéndice no cronológico, que contiene detalles posteriores del reinado de David.

El libro comienza con David recibiendo las noticias de la muerte de Saúl y sus hijos. Él proclama un tiempo de duelo. En seguida, David es coronado rey sobre Judá, mientras que Is-boset es asesinado, y los israelitas le piden a David que reine sobre ellos también (capítulos 4-5).

David muda la capital del país de Hebrón a Jerusalén y más tarde transporta el Arca del Pacto (capítulos 5-6). El plan de David de construir un templo en Jerusalén es vetado por Dios, quien entonces le promete a David las siguientes cosas: 1) David tendría un hijo que gobernaría después de él; 2) El hijo de David construiría el templo; 3) el trono ocupado por el linaje de David sería establecido para siempre; y 4) Dios jamás apartaría Su misericordia de la casa de su casa (2 Samuel 7:4-16).

David conduce a Israel a la victoria sobre muchas naciones enemigas, las cuales se les rindieron. Él también muestra su bondad con la familia de Jonatán al aceptar y retribuir a Mefi-boset, el hijo lisiado de Jonatán (capítulos 8-10).

Entonces David cae. Él codicia a una hermosa mujer llamada Betsabé, comete adulterio con ella, y luego manda matar a su esposo (capítulo 11). Cuando Natán el profeta confronta a David con su pecado, David lo confiesa, y Dios en Su gracia lo perdona. Sin embargo, el Señor le dice a David que los problemas surgirían desde dentro de su propia casa.

El problema viene cuando el hijo primogénito de David, Amnón, viola a su media hermana, Tamar. En represalia, Absalón el hermano de Tamar, mata a Amnón. Absalón entonces huye de Jerusalén en vez de enfrentar la ira de su padre. Más tarde, Absalón encabeza una revuelta contra David, y algunos de los colaboradores más allegados a David, se unen a la rebelión (capítulos 15-16). David es forzado a salir de Jerusalén, y Absalón se establece él mismo como rey por corto tiempo. Sin embargo el usurpador es derrocado, y –contra los deseos de David—es muerto. David llora a su hijo caído.


Un clima generalizado de inquietud impregna el resto del reinado de David. Los hombres de Israel amenazan con separarse de Judá, y David debe sofocar otra insurrección (capítulo 20).

El apéndice del libro incluye información concerniente a tres años de hambre en la tierra (capítulo 21), una canción de David (capítulo 22), un registro de las hazañas de los guerreros más valientes de David (capítulo 23), y el pecaminoso censo de David y la consiguiente plaga (capítulo 24).

Referencias Proféticas: El Señor Jesucristo es visto principalmente en dos partes de 2 Samuel. Primero, en el Pacto Davídico como se indica en 2 Samuel 7:16: “Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.” Y reiterado en Lucas 1:32-33 en las palabras del ángel que apareció a María para anunciarle el nacimiento de Jesús: “Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.” Cristo es el cumplimiento del Pacto Davídico: Él es el Hijo de Dios en la línea de David quien reinará para siempre.

Segundo, Jesús es visto en la canción de David al final de su vida (2 Samuel 22:2-51). Él canta de su roca, fortaleza y libertador, su refugio y salvador. Jesús es nuestra Roca (1 Corintios 10:4; 1 Pedro 2:7-9), el Libertador de Israel (Romanos 11:25-27), el fortísimo consuelo de “los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.” (Hebreos 6:18), y nuestro único Salvador (Lucas 2:11; 2 Timoteo 1:10).

Aplicación Práctica: Cualquiera puede caer. Aún un hombre como David, quien realmente deseaba seguir a Dios y quien fue ricamente bendecido por Dios, fue susceptible a la tentación. El pecado de David con Betsabé debe ser una advertencia a todos nosotros para guardar nuestro corazón, nuestros ojos y nuestra mente. El orgullo sobre la madurez espiritual y nuestra habilidad para resistir la tentación en nuestra propia fuerza, es el primer paso hacia la caída (1 Corintios 10:12).

Dios es clemente para perdonar aún los pecados más atroces cuando verdaderamente nos arrepentimos. Sin embargo, el curar la herida causada por el pecado no siempre borra la cicatriz. El pecado tiene consecuencias naturales, y aún después de que él fue perdonado, David segó lo que había sembrado. Su hijo nacido de la unión ilícita con la esposa de otro hombre, le fue quitado de él (2 Samuel 12:14-24) y David sufrió la miseria de una ruptura en su amada relación con su Padre celestial (Salmos 32 y 51). ¡Cuánto mejor es evitar pecar en primer lugar, en vez de tener que buscar después el perdón!


Libro de 1 de Reyes
Autor:
El libro de 1 de Reyes no especifica el nombre de su autor. La tradición es que fue escrito por el profeta Jeremías.

Fecha de su Escritura: El Libro de 1 de Reyes fue escrito probablemente entre el 560 y 540 a.C.

Propósito de la Escritura: Este libro es la secuela de 1 y 2 de Samuel y comienza por seguir la secuencia del surgimiento del reinado de Salomón después de la muerte de David. La historia comienza con un reino unido, pero termina con una nación dividida en 2 reinos, conocidos como Judá e Israel.

Versos Clave: 1 Reyes 1:30, “que como yo te he jurado por Jehová Dios de Israel, diciendo: Tu hijo Salomón reinará después de mí, y él se sentará en mi trono en lugar mío; que así lo haré hoy.”

1 Reyes 9:3 “Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días.”

1 Reyes 12:16 “Cuando todo el pueblo vio que el rey no les había oído, le respondió estas palabras, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos heredad en el hijo de Isaí. ¡Israel, a tus tiendas! ¡Provee ahora en tu casa, David! Entonces Israel se fue a sus tiendas.”

1 Reyes 12:28 “Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto.”

1 Reyes 17:1 “Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.”

Breve Resumen: El Libro de 1 de Reyes comienza con Salomón y termina con Elías. La diferencia entre los dos les da una idea de los que sucede en medio. Salomón nació después de un escándalo en palacio entre David y Betsabé. Como su padre, él tenía una debilidad por las mujeres que lo llevaría al fracaso. Salomón lo hizo bien al principio, orando por sabiduría y construyendo un templo a Dios que le tomó siete años. Pero luego pasó 13 años construyendo un palacio para él mismo. Su acumulación de muchas esposas lo condujo a adorar a sus ídolos y alejarlo de Dios. Después de la muerte de Salomón, Israel fue gobernado por una serie de reyes, muchos de los cuales fueron impíos e idólatras. Esto, como consecuencia, alejó a la nación de Dios y ni aún la predicación de Elías pudo traerlos de regreso a Él. Entre los reyes más malvados estaban Acab y su reina Jezabel, quienes llevaron la adoración a Baal a nueva altura en Israel. Elías trató de llevar a los israelitas de regreso a la adoración de Jehová, aún desafiando a los sacerdotes idolatras de Baal a confrontarse con Dios en el Monte Carmelo. Desde luego Dios ganó. Esto hizo que la reina Jezabel se enojara (por decir poco) tanto, que ordenó la muerte de Elías, quien huyó y se escondió en el desierto. Deprimido y exhausto, le dijo a Dios: “déjame morir.” Pero Dios le envió comida y ánimo al profeta y le habló en un “suave murmullo,” y en el proceso salvó su vida para la obra aún por hacer.

Referencias Proféticas: El templo de Jerusalén, don de el Espíritu de Dios habitaría en el lugar Santísimo, prefigura a los creyentes en Cristo en los cuales reside el Espíritu Santo desde el momento de nuestra salvación. Al igual que los israelitas que habían abandonado la idolatría, así también debemos apartarnos de cualquier cosa que nos separe de Dios. Somos Su pueblo, el templo mismo del Dios vivo. Segunda de Corintios 6:16 nos dice, “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.”

El profeta Elías fue el precursor de Cristo y los Apóstoles del Nuevo Testamento. Dios le permitió a Elías hacer cosas milagrosas a fin de probar que él realmente era un hombre de Dios. Él resucitó de la muerte al hijo de la viuda de Sarepta causando que ella exclamara – “Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca.” De la misma manera, son evidentes en el Nuevo Testamento los hombres de Dios que hablaron Sus palabras a través de Su poder. Jesús no solo levantó a Lázaro de entre los muertos, sino que también resucitó al hijo de la viuda de Naín (Lucas 7:14-15) y a la hija de Jairo (Lucas 8:52-56). El apóstol Pedro resucitó a Dorcas (Hechos 9:40) y Pablo resucitó a Eutico (Hechos 20:9-12).

Aplicación Práctica: El Libro de 1 Reyes tiene muchas lecciones para los creyentes. Vemos una advertencia acerca de las compañías que debemos mantener y especialmente en lo relativo a la estrecha relación con las asociaciones y el matrimonio. Los reyes de Israel quienes, como Salomón, se casaron con mujeres extranjeras, se expusieron a sí mismos y a la gente que gobernaban a la maldad. Como creyentes en Cristo, debemos ser muy cuidadosos de a quien elegimos como amigos, socios de negocios y esposas. “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.” (1 Corintios 15:33).

La experiencia de Elías en el desierto también nos enseña una valiosa lección. Después de su increíble victoria sobre los 450 profetas de Baal en el Monte Carmelo, el gozo se tornó en sufrimiento cuando fue perseguido por Jezabel y tuvo que huir por su vida. Tales experiencias “en lo alto de la montaña” son con frecuencia seguidas por la decepción, la depresión y el desaliento que puede venir después. Debemos mantenernos en guardia para este tipo de experiencias en la vida cristiana. Pero nuestro Dios es fiel y jamás nos dejará ni nos desamparará. El quieto y suave murmullo que animó a Elías nos animará a nosotros también.

Libro de 2 de Reyes

Autor: El libro de 2 de Reyes no nombra a su autor. La tradición es que el profeta Jeremías fue el autor de 1 y 2 de Reyes.

Fecha de su Escritura: El Libro de 2 de Reyes, así como 1 Reyes, fueron escritos probablemente entre el 560 y el 540 a.C.

Propósito de la Escritura: El Libro de 2 de Reyes, es una secuencia del Libro de 1 de Reyes. Continúa la historia de los reyes sobre el reino dividido (Israel y Judá). El Libro de 2 de Reyes concluye con el derrocamiento y deportación del pueblo de Israel y Judá a Asiria y Babilonia respectivamente.

Versos Clave: 2 Reyes 17:7-8 “Porque los hijos de Israel pecaron contra Jehová su Dios, que los sacó de tierra de Egipto, de bajo la mano de Faraón rey de Egipto, y temieron a dioses ajenos, y anduvieron en los estatutos de las naciones que Jehová había lanzado de delante de los hijos de Israel, y en los estatutos que hicieron los reyes de Israel”

2 Reyes 22:1ª-2 “Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años. E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda.”

2 Reyes 24:2 “Pero Jehová envió contra Joacim tropas de caldeos, tropas de sirios, tropas de moabitas y tropas de amonitas, los cuales envió contra Judá para que la destruyesen, conforme a la palabra de Jehová que había hablado por sus siervos los profetas.”

2 Reyes 8:19 “Con todo eso, Jehová no quiso destruir a Judá, por amor a David su siervo, porque había prometido darle lámpara a él y a sus hijos perpetuamente.”

Breve Resumen: En Segunda de Reyes, a pesar de la caída y la división del reino, los profetas continúan advirtiendo al pueblo que el juicio de Dios está por llegar, pero ellos no se arrepentían. El reino de Israel es repetidamente gobernado por reyes impíos, y aunque unos pocos de los reyes de Judá son buenos, la mayoría de ellos alejan al pueblo de la adoración a Jehová. Estos pocos buenos gobernantes, junto con Elías y otros profetas, no pueden frenar la decadencia de la nación. El reino del norte de Israel es eventualmente destruido por los asirios, y cerca de 136 años después, el reino del sur de Judá es destruido por los babilonios.

Hay tres temas prominentes presentes en el Libro de 2 de Reyes. Primero, el Señor juzga a Su pueblo cuando ellos desobedecen y le dan la espalda. La infidelidad de los israelitas se reflejaba en la maldad de la idolatría de los reyes, y como resultado, Dios ejercita Su justa ira contra su rebelión. Segundo, la palabra de los verdaderos profetas de Dios siempre se cumple. Puesto que el Señor siempre guarda Su palabra, también las palabras de Sus profetas son siempre verdaderas. Tercero, el Señor es fiel. Él recordó Su promesa hecha a David (2 Samuel 7:10-13) y, a pesar de la desobediencia del pueblo y la maldad de quienes los gobernaban, el Señor no exterminó a la familia de David.

Referencias Proféticas: Jesús utilizó las historias de la viuda de Serepta de 1 de Reyes y de Naamán en 2 de Reyes, para ilustrar la gran verdad de la compasión de Dios hacia aquellos a quienes los judíos juzgaban indignos de la gracia de Dios – los pobres, los débiles, los oprimidos, los cobradores de impuestos, los samaritanos y los gentiles. Al citar los ejemplos de la viuda pobre y de un leproso, Jesús se mostró a Sí Mismo como el Gran Médico, quien sana y ministra a aquellos en gran necesidad de la divina gracia soberana. Esta misma verdad fue la base del misterio del cuerpo de Cristo, Su Iglesia, la cual procedería de todos los niveles sociales, hombres y mujeres, ricos y pobres, judíos y gentiles (Efesios 3:1-6).

Muchos de los milagros de Elías prefiguraron aquellos del mismo Jesús. Elías resucitó al hijo de la mujer sunamita (2 Reyes 4:34-35), sanó la lepra de Naamán (2 Reyes 5:1-19), y multiplicó los panes para alimentar a cien hombres y aún sobró (2 Reyes 4:42-44).

Aplicación Práctica: Dios aborrece el pecado y Él no permitirá que continúe indefinidamente. Si nosotros le pertenecemos a Él, podemos esperar Su disciplina cuando le desobedecemos. Un Padre amoroso corrige a Sus hijos para su beneficio y para probar que ellos realmente le pertenecen. Dios utiliza a veces a los incrédulos para traer corrección a Su pueblo, y Él nos envía advertencias antes de aplicar sus juicios. Como cristianos, tenemos Su Palabra para guiarnos y advertirnos cuando nos desviamos de Su camino. Al igual que los profetas de la antigüedad, Su Palabra es confiable y siempre habla la verdad. La fidelidad de Dios para con Su pueblo jamás fallará, aún cuando nosotros lo hagamos.

Las historias de la viuda y del leproso son ejemplos para nosotros con respecto al Cuerpo de Cristo. Así como Elías tuvo misericordia de aquellos procedentes de los niveles más bajos de la sociedad, nosotros debemos darle la bienvenida a todos los que pertenecen a Cristo en nuestras iglesias. Dios no hace “acepción de personas” (Hechos 10:34) ni tampoco debemos hacerlo nosotros.

Libro de 1 de Crónicas
Autor: El libro de 1 de Crónicas no especifica el nombre de su autor. La tradición es que 1 y 2 de Crónicas fueron escritos por Esdras.

Fecha de su Escritura: El Libro de 1 de Crónicas fue escrito probablemente entre el 450 y 425 a.C.

Propósito de la Escritura: Los Libros de 1 y 2 de Crónicas en su mayor parte cubren casi la misma información que 1 y 2 de Samuel y 1 y 2 de Reyes. 1 y 2 de Crónicas se enfoca principalmente en el aspecto del sacerdocio de ese período de tiempo. El Libro de 1 de Crónicas fue escrito después del exilio para ayudar a aquellos que regresaron a Israel, a entender la manera de adorar a Dios. La historia se centra en el reino del sur, las tribus de Judá, Benjamín y Leví. Estas tribus tendían a ser más fieles a Dios.

Versos Clave: 1 Crónicas 11:1-2 “Entonces todo Israel se juntó a David en Hebrón, diciendo: He aquí nosotros somos tu hueso y tu carne. También antes de ahora, mientras Saúl reinaba, tú eras quien sacaba a la guerra a Israel, y lo volvía a traer. También Jehová tu Dios te ha dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás príncipe sobre Israel mi pueblo.”

1 Crónicas 21:13, “Entonces David dijo a Gad: Estoy en grande angustia. Ruego que yo caiga en la mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas en extremo; pero que no caiga en manos de hombres.”

1 Crónicas 29:11, “Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.”

Breve Resumen: Los primeros 9 capítulos de 1 Crónicas están dedicados a listas y genealogías. Esporádicamente a través del resto del libro de 1 de Crónicas encontramos más listas y genealogías. A la mitad del libro se registra la ascensión de David al trono y sus hechos posteriores. El libro concluye con Salomón, el hijo de David convertido en el rey de Israel. En resumen, el Libro de 1 de Crónicas se divide en: Capítulos 1:1 - 9:23 – Genealogías selectas; Capítulos 9:24 – 12:40 – El ascenso de David; Capítulos 13:1 – 20:30 – El reinado de David.

Referencias Proféticas: En la canción de David de agradecimiento a Dios en 1 Crónicas 16:33, él se refiere al tiempo cuando Dios “viene a juzgar la tierra.” Esto prefiguró Mateo 25, donde Jesús describe el tiempo cuando Él vendrá a juzgar la tierra. A través de las parábolas de las diez vírgenes y los talentos, Él advierte a aquellos que se encuentren sin la sangre de Cristo cubriendo sus pecados, que serán echados “en las tinieblas de afuera.” Él exhorta a Su pueblo a estar preparado, porque cuando Él venga, separará en juicio a las ovejas de los cabritos.

Parte del Pacto Davídico con Dios, se reitera en el capítulo 17, referente al futuro Mesías, quien sería descendiente de David. Los versos 13-14 describen al Hijo quien será establecido en la casa de Dios y cuyo trono será firme para siempre. Esto solo puede referirse a Jesucristo.

Aplicación Práctica: Las genealogías como las que se encuentran en 1 de Crónicas pueden parecernos áridas, pero ellas nos recuerdan que Dios conoce a cada uno de Sus hijos personalmente, aún hasta el número de los cabellos de nuestra cabeza (Mateo 10:30). Puede confortarnos el hecho de que lo que somos y lo que hacemos, está escrito para siempre en la mente de Dios. Si pertenecemos a Cristo, nuestros nombres están escritos para siempre en el libro de la vida del Cordero (Apocalipsis 13:8).

Dios es fiel a Su pueblo y guarda Sus promesas. En el Libro de 1 Crónicas, vemos el cumplimiento de la promesa de Dios a David cuando él es hecho rey sobre todo Israel (1 Crónicas 11:1-3). Podemos estar seguros de que Sus promesas para nosotros serán cumplidas también. Él ha prometido bendecir a aquellos que lo sigan, a quienes vengan a Jesucristo arrepentidos y a quienes obedezcan Su Palabra.

Obediencia trae bendición; desobediencia trae juicio. El Libro de 1 Crónicas, así como 1 y 2 de Samuel y 1 y 2 de Reyes, es una crónica del patrón del pecado, arrepentimiento, perdón y restauración de la nación de Israel Del mismo modo, Dios es paciente con nosotros y perdona nuestro pecado cuando venimos a Él con verdadero arrepentimiento (1 Juan 1:9). Podemos descansar en el hecho de que Él escucha nuestra oración de dolor, perdona nuestro pecado, restaura nuestra comunión con Él, y nos pone en el camino al gozo.